Las gentes de las áridas tierras del sur de la comarca del Somontano, ante la escasez de manantiales superficiales, idearon un medio para acceder con comodidad al agua subterránea: una rampa con escaleras, en parte cubierta, conduce a la cámara abovedada que contiene el agua.
En el caso del pozo fuente de la Cabañera su agua es molla (blanda) no tiene la suficiente calidad para ser bebida. Sin embargo, gracias a tres galerías excavadas en la roca por las que se filtra, mana con regularidad.
Junto al pozo hubo pilas de piedra para lavar. Llenarlas era un trabajo duro para el que las mujeres mayores requerían la ayuda de los más jóvenes.
Los numerosos rebaños que frecuentaban la cabañera se detenían en un abrevadero desaparecido, que también debía llenarse con mucho esfuerzo y muchos viajes.
En torno a estos pozos transcurría la vida en muchos pueblos del sur del Somontano. Grandes y pequeños acontecimientos tenían este lugar como escenario: allí se iniciaban noviazgos, se hablaba de lo que acaecía en el pueblo e incluso hubo una mujer que allí, al ir a lavar, se puso de parto…

