El templo de San Pedro Apóstol es un interesante conjunto eclesiástico compuesto por la iglesia, la torre campanario, el cementerio, la antigua abadía, el pozo y las ruinas del edificio de diezmos y primicias.
El origen de este templo se remonta al siglo XII aunque lo que se puede ver hoy es fruto de profundas reformas hechas en la Edad Moderna.
Conserva el ábside original del templo primitivo del siglo XII. Este, junto a los muros de la nave y del presbiterio, la bóveda de cañón y la ventana geminada en la parte septentrional de la torre, es lo único conservado de época románica.
Todo el perímetro del edificio original fue recrecido en ladrillo en el siglo XVII, con una galería de ventanas en arquillos de medio punto propios del gótico aragonés. Del mismo período, en el interior, presenta bóveda de crucería estrellada y una inscripción de 1643.
La torre tiene planta cuadrada y cuenta con tres cuerpos. Presenta varias fases constructivas: el cuerpo inferior y parte del segundo, en sillería, son románicos.
La zona superior, en ladrillo y de estilo mudéjar, es un recrecimiento del s. XVII para acoger al campanario y la maquinaria del reloj.
Su decoración en ladrillo resaltado de dos bandas de rombos, es el único ejemplo, junto a las iglesias de Alcampell y Nueno, de decoración mudéjar a base de rombos tan al norte del Ebro.
Junto al atrio, se conservan los restos de la casa donde se almacenaban los diezmos y primicias.
Este templo se remonta al siglo XII aunque lo que se puede ver hoy es fruto de profundas reformas hechas en la Edad Moderna.
Todo el perímetro del edificio original fue recrecido en ladrillo en el siglo XVII.
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