La comarca de Ribagorza es un extenso territorio que en la actualidad se asemeja bastante a lo que un día fue el histórico Condado de Ribagorza.
Un territorio cargado de historia y que ha ido dejando huella en cada uno de sus pueblos. Encontramos desde vestigios paleontológicos de hace 65 millones de años, hasta un santuario del siglo XX.
Pero si hay un periodo de la historia que ha caracterizado este territorio es la Edad Media, y sobre todo aquellos momentos de luchas, batallas y guerras en los que la reconquista de territorios musulmanes por parte de los cristianos salpicó toda nuestra geografía de castillos y torres defensivas, de un bando o de otro.
En torno al 720, tras la caída de las principales plazas visigodas, los musulmanes se instalaron en los diferentes valles ribagorzanos, protegiendo este territorio con la construcción de hisn o castillos, formando una línea defensiva entre todas ellas denominada husun. De ellas destaca el husun más septentrional formado por los hish de Secastilla, Muñones, Graus, Laguarres, Lascuarre y Castigaleu.
A partir del siglo IX, con Ramón I de Pallars, la conquista del territorio ribagorzano se acentúa, y se construyen fortificaciones para ir defendiendo el territorio conquistado. Una reconquista que tras avances y retrocesos por parte de los cristianos no se concluyó hasta el siglo XI. Importante resultó la conquista de Roda de Isábena en el siglo X. Dos momentos claves se produjeron en Graus, el primero de ellos fue en 1063, cuando Ramiro I cayó muerto tras intentar conquistar esta plaza. El segundo fue en 1083, cuando su hijo, Sancho Ramírez sí que consiguió conquistar Graus.
De todo este periodo de luchas y batallas nos queda una línea defensiva de castillos y torres como el de Pano, el Mon de Perarrúa, Fantova, Luzás, Montañana, Fals, Viacamp o Chiriveta. Un lugar en el que perderse con las vistas impresionantes de este vasto territorio y en el que imaginar aquellos siglos de señores, condes y caballeros.






