La comarca de Ribagorza está vertebrada por sus tres principales ríos: el Ésera, el Isábena y el Noguera Ribagorzana.
Desde la antigüedad el hombre ha ido construyendo puentes para poder salvar el cauce de los ríos. De todos los que nos han quedado hasta nuestros días, en Ribagorza, los de origen medieval son los más significativos y los que más encontramos repartidos por todo su amplio territorio. Unos puentes que cuando se construyeron, para poderlos cruzar con mercancías, en la mayoría de ellos debías realizar un pago que iba directamente a las arcas de los nobles que controlaban el territorio.
Del río Isábena destacamos el puente de Capella, el de Roda de Isábena, el de Beranuy o el de Serraduy. Del río Ésera impresionan por su majestuosidad, el puente de Perarrúa, el de Besians o el de Abajo en Graus, que aunque data del s.XVI tiene una tipología típicamente medieval. Del Noguera Ribagorzana, destaca el puente de Montañana, que cruza el barranco de San Juan, y el puente de Sopeira, que junto al cercano monasterio de Alaón forman un conjunto medieval de primer orden.
La mayoría de estos puentes se remontan a la edad media, y el estilo románico de sus formas han atraído a infinidad de visitantes y turistas para cruzar el cauce, fotografiarse en lo más alto y sentir, aunque sea solo durante unos instantes, como era la vida en la edad media.
Podemos encontrar puentes de todo tipo, desde los más humildes a los más espectaculares, siendo el puente de Capella, probablemente el más espectacular y fotografiado de toda la Ribagorza.
