Los regadíos del Somontano se han mantenido, por medio de una red de acequias, azudes y presas, desde tiempo inmemorial. El salto de Pozán es un azud es una presa hecha en los ríos a fin de tomar agua para regar y para otros usos.
Se trata de una de las obras más monumentales obras de su clase, de las mejor construidas y conservadas. Se trata de un consistente muro, muy bien asentado sobre la roca, construido en un punto donde se había formado un gran pozo, que se ahondaría con el salto. Estaba destinado a elevar el nivel del agua para derivarla a la acequia de San Marcos y utilizarla para mover varios molinos y un batán y para regar las huertas de Castillazuelo y Barbastro.
Su precedente es un azud de madera de 1606. Fue en este año cuando el fustero de Barbastro Luis de Ruesta y su hijo, se encargaron de la reconstrucción de un azud con madera de roble. Los azudes de carpintería actuaban de la misma manera que los de piedra, ya que entre sus vigas también contenían rocas menudas. Fueron los más corrientes hasta el siglo XVI y XVII: aunque eran más frágiles que los de cantería, su precio era muy inferior.
En la actualidad este lugar es conocido como el salto de Pozán y es una popular zona de baño.




