Las excelentes condiciones que siempre ha tenido el territorio que forma la comarca de Ribagorza ha sido determinante para que la población se haya asentado desde los orígenes. Una rica fauna, una vegetación extensa y un recurso abundante como el agua ha propiciado encontrar vestigios de presencia humana desde épocas remotas.
Y uno de los elementos característicos del hombre prehistórico ha sido su legado a través de la arquitectura funeraria. Dólmenes y menhires salpican nuestro territorio, unos más conocidos que otros.
Los dólmenes son construcciones funerarias de la época neolítica. Están formados por una losa horizontal a modo de cubierta sujeta por diversas losas verticales. En cambio los menhires son la forma más sencilla de monumento megalítico. Consiste en una piedra, por lo general alargada, dispuesta en el terreno de manera vertical. Se saben que son construcciones funerarias, pero se desconocen sus significados rituales concretos.
Sobre los dólmenes, destacan los de Cornudella (Arén), Mas de Abad (Aler) y el de Seira. Sobre los dólmenes de Cornudella, según la carta arqueológica, este conjunto Neo-eneolítico data de unos 2.500 – 3.000 años a.C. Se encuentra en el interior de un bosque de robles, por lo que es aconsejable acudir a visitarlos con alguien que conozca el terreno. Los dólmenes del Mas de Abad (Aler), son de fácil acceso para el visitante. Allí encontraremos dos dólmenes, uno completo y el otro destruido. El Dolmen de Seira, también conocido como de san Nicolau, tiene la peculiaridad de ser de granito y no de roca caliza.
En cuanto al menhir, el más relevante es el menhir de Merli. Es una roca clavada en el suelo de unos seis metros de altura, con una antigüedad estimada entre los 5.000 y 7.000 años.





