Las Fallas del Pirineo es una celebración ancestral dedicada al fuego y al solsticio de verano que se celebra en más de 60 pueblos de los Pirineos andorranos, franceses, aragoneses y catalanes como Durro, Isil, Boí o El Pont de Suert, entre otros. En algunos pueblos la bajada de Fallas comienza unos días antes del solsticio de verano y se alarga hasta mediados de julio.
Los fallaires, normalmente jóvenes solteros, se desplazan a una colina o un lugar elevado de la población desde donde encienden las fallas, que pueden ser de diferentes tipos según el pueblo. Una vez encendidas, las cargan a hombros y, formando una serpiente de fuego, bajan hasta la plaza del pueblo. Una vez allí, siguiendo el ritual, forman una sola hoguera con todas las fallas en torno a la cual la gente del pueblo baila hasta la salida del sol.
Las Fallas del Pirineo fueron declaradas Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en 2015.
La referencia documental más antigua que habla de forma explícita de fallas como elemento ritual y/o festivo de transporte del fuego es del año 1763 sobre las fallas de Vilaller (Alta Ribagorça). En Isil (Pallars Sobirà) en cambio, la referencia más antigua en la prensa escrita de la bajada de fallas concretando la población donde se celebra es de un artículo del periódico “La Veu de Catalunya” de 1902. Sin embargo, los habitantes de Isil no saben concretar ni una fecha ni un porqué, lo resuelven explicando que se ha hecho toda la vida. Muchas poblaciones coinciden en esto.







